martes, 28 de noviembre de 2006

Introducción al Bluetooth



Pequeño acontecido insignificante/otoñal (talmente verídico):

Tras elaborar 23 litros de cerveza radioactiva (olviden el Polonio 23, den la bienvenida a Red Tick Beer, la Garrapata Roja), el Sujeto A y el Sujeto B coinciden a las puertas de un local étnico, rodeados de vociferantes hordas sobre-alimentadas. Ambos portan sendos móviles ultima generación en las manos. Sujeto B posee una inolvidable postal que, a su vez, Sujeto A quiere poseer. Mondo Zombie agarra la luz y el taquígrafo. Se sucede esta conversación:


- Sujeto A: tronco, pásame esa foto por bluetooth
- Sujeto B: no sé pasar fotos por bluetooth
- Sujeto A: da igual, no tengo ni puta idea de lo que es el bluetooth

Conclusión: ¿cuando catamos las birras, amigos?


domingo, 26 de noviembre de 2006

Mi colega LENORE

Argh, Mondo Zombie no podía esperar más. Entre muertos no debe haber secretos, y ya era hora de presentarles a todos a...



la pequeña LENORE, la Hermosa Niña Muerta!!





Sí amigos, la historia de Lenore es trágica: una cría de 10 años que enferma gravemente y, aparentemente, muere, ya es algo terrible, pero si además es expulsada del otro lado y regresa con sus padres sólo para ser repudiada, embalsamada y vuelta a enterrar, la cosa se pone fea. Pero como no hay mal que por bien no venga, finalmente la dulce Lenore es aceptada por los muertos como uno de los suyos. Ahora habita en un caserón abandonado en compañía de su gato (muerto) Mr. Puffy (o Kitty, depende de la página) y con sus colegas (muertos, claro), muy aficionados a tomar el té. Incluso tiene un pretendiente, su melodramático enamorado (y constantemente apaleado) Mr. Gosh, un muñeco de trapo tan persistente como RESISTENTE, aficionado a tararear esta bella tonada: "the taste of love... you trate me like a dog..."





Así es ella, una chavala inocente que vaga entre dos mundos y que no pertenece a ninguno. Los accidentes mortales que suceden a su alrededor tampoco son culpa suya, o quizás es que, simplemente, no presta la suficiente atención, dominada por una imaginación desbordante... un choque frontal entre la sensibilidad marciana de Tim Burton y el gamberrismo dadá de unos Monty Python versionando a los hermanos Grimm (con su poquito de gore)...





El culpable de uno de los descubrimientos más deliciosos de la década es Roman Dirge, neoyorkino de 34 años, habitante de Las Vegas, dibujante compulsivo y poseedor de 75 tatuajes. Ocasionalmente, el bueno de Dirge irrumpe en los cómics de Lenore interpretando "papeles secundarios" o incluso contando anécdotas de su propia vida.

Dirge, en su entorno natural, ayer por la noche


El otro Dirge, de vendedor de mascotas en Lenore


A causa de un error de impresión en la primera edición del fanzine undergrund Xenophobe, a Dirge le encargaron la fastidiosa tarea de rellenar una página en blanco para salir del paso y reeditar la revista. En esa página de relleno, Dirge dibujó a toda hostia una tira cómica protagonizada por una tierna niñita muerta. La segunda edición de Xenophobe llegó a las tiendas. Todo el personal se quedó prendado de la criatura y pidieron más entregas. Así nació Lenore.

Además de Lenore, Dirge ha publicado unas cuantas novelas gráficas aún inéditas en España, como "Something at the window it´s scratching" (un cuento para niños perturbados, según Dirge), "The cat with a very big head" y "The monsters in my Tummy" (un poderoso libro de arte y poesía con crónicas de devastación y dolor, según sus propias palabras, que cuenta algo personal sobre una ruptura sentimental... ya saben, amigos de Mondo Zombie...). También ha publicado alguna spin-off (o monográficos cuyos protagonistas son secundarios de Lenore), como el tronchante "Samurai Sloth".

Por el momento, Norma Editorial ha publicado por estos lares dos volúmenes de Lenore, que ya es algo, en su MUY recomendable colección Made In Hell, al módico precio de 9 euritos de nada. Vamos zombies, no sean perros y corran a las tiendas, que más te clavan por un copazo en La Riviera. No se van a arrepentir. Se van a enamorar.






Esperando más y más material de esta deliciosa criatura, pueden entretenerse mirando las versiones animadas en flash de sus historias cortas aquí o saber algo más de todo lo que rodea a esta preciosidad aquí.

Coño, y aprovechando que Mondo Zombie acaba de celebrar su cena de pre-navidad...


PD: qué bien, cuantos dibujitos en un mismo post, eh??

martes, 14 de noviembre de 2006

TROMA CASTAÑA FESTIVAL review

¡¿¿Comor??! ¿¿Que aún no hubo comentario en Mondo Zombie sobre el 1er TROMA CASTAÑA FESTIVAL??... Dicho y hecho. Apoyado epistemológicamente por Juan Vader, que tuvo la primigenia idea, y por Sarita, que nos dio cobijo, seguidos por una panda de acólitos irredentos con sed de emociones fuertes, con sed de risas grotescas, con sed de pernoctamientos toledanos... CON SED!, hacinados ante el televisor la mismísima Noche de Halloween (jarls!)...

DÍA 31


- SGT. KABUKIMAN (completa): la película familiar de la Troma es ya un clásico, con ese policía urbano busterkeatoniano (algunos dirán jimcarreyniano, pero no tienen ni idea) transformado en japonés. Secuencias que pasarán a la historia de los superhéroes (¡alpargatas voladoras!) y frases memorables relacionadas con Toyota que ahora mismo no recuerdo. Seguro que el GRAN Emil Stroggoff tiene a bien refrescarnos la memoria, y, como bien puntualizó Rubi-Ta, "esta peli es igual que Kill Bill", 10 años antes. Ahí queda eso.
- TROMA´S WAR (7 minutos): sólo con 7 minutos de metraje uno puede darse cuenta de que esta película de la Troma iba a competir con Rambo III, aunque en realidad es el origen de la archifamosaquetecagas serie Lost (Perdidos). Un cura con cara de panadero confiesa a una rubia oxigenada a través de la ventanilla de un avión estrellado en una isla. Suficiente. La Troma, siempre a la vanguardia. Fue descartada en favor de...
- KARATE A MUERTE EN TORREMOLINOS (completa): infumable bodrio cañí rodado en Torremolinos tratando de imitar a la Troma o algo (JA!). Sólo se salvan las apariciones de un senil Jess Franco haciendo de Gran Maestro Oriental con un plato sopero en la cabeza y un tipo con un pijama verde y un par de tentáculos de goma que corre por una playa provocando las carcajadas de los bañistas.
- LA CASA DE CERA (completa... creo): tampoco es de la Troma, porque a altas horas la audiencia quería algo de seriedad, y nos tropezamos con otro bodrio (ahora superyanqui), plasta como el sólo, en el que, entre ronquidos, hay que esperar casi 50 minutos (¡!) para que Paris Hilton enseña las bragas instantes antes de ser masacrada. Como la vida misma.


DÍA 01


- EL MONSTRUO DEL ARMARIO (completa): nada mejor que mojar magdalenas en el café mientras se degusta esta pieza de arte tromático, en la que un monstruo gay siembra el pánico entre la población mundial andando muy despacio por las calles, justo antes de comprobar que su intenso amor por el guaperas protagonista nunca se va a consumar. La vida es dura amigos. Eso sí, la Troma nos presenta la verdadera ARMA DEFINITIVA CONTRA EL MAL...


- EL VENGADOR TÓXICO (48 minutos): nada mejor que digerir una amplia hamburguesa toledana disfrutando de esta pieza clave de la filmografía Troma. Por desgracia, las neuronas agonizantes dejaron de hacer su cometido a mitad del metraje...


Bien compañeros/as, esto fue el 1er TROMA CASTAÑA FESTIVAL, fuente eterna de estupor, carcajadas y arcadas a partes iguales. Tal fue la simbiosis con la ideología tromática, que el mismísimo Emil Stroggoff se transmutó en QUASIMORO - EL LANZADOR, nuevo superhéroe mundial, primera estrella de la Federación Árabe de Rugbi y jorobado profesional.



Parafraseando a Juan Vader... ¡¿QUÉ?!... ¿VEMOS OTRA?...

domingo, 12 de noviembre de 2006

VIRUS Y ASTURTXALES

Mondo Zombie es un vivero de virus. No hay piedad. Ni aún muerto y en avanzado estado de descomposición estos seres dan tregua. Ahora lo sé. En este otoño tan marciano acabo de alcanzar el que va a ser mi estado natural para los próximos 5 meses... Mondo Zombie no es de hoja caduca, sino de semiresfriado perenne.

Quién sabe si ha sido a causa de este suave estado febril, pero llevo horas viajando en el tiempo a ratos, haciendo frecuentes paradas en pasados universitarios (¿cuánto de pasados? oh, cielos!!). Y también alrededores. La llamada de mi querido zombie asturtxale, que me pone al corriente de las novedades editoriales, que, como al Sr. Scrooge, indirectamente me retrotrae a la cafetería, a los botellones en el campus y los desmadres culturetas.

Amigo asturtxale, sabios son tus consejos, como siempre. Y aquí está la prueba.


Ambas dos forman parte de lo mejor y lo más querido de aquellos tiempos, de las cosas que nos gustaron, de aquello que disfrutamos y de lo que seguimos amando. Por el griterío en la cafetería, garabateando estructuras imposibles (¿dos círculos secantes que se cortan en dos puntos? ¿ein?). Por ser los primeros en proyectarla en pantalla grande y por ser los primeros en hacer que los seguidores de la serie repudiaran la película :) Por sentir que aún descubríamos universos enteros.
Sé que en algún momento te dejarás caer por Mondo Zombie, y esto te va a gustar.
Que te vaya bien en tu nueva etapa, camarada Xosé!

domingo, 5 de noviembre de 2006

EN LOS LÍMITES DE LA REALIDAD

TOOL en Leganés
04.11.06


Resulta raro. Mondo Zombie despierta a altas horas con un leve zumbido en la cabeza y en los oídos, suave, cálido, misterioso. Resulta raro despertar en tu particular microcosmos después de haber sufrido semejante viaje nocturno a los mismos límites de la realidad.

TOOL en Leganés. Se abrió un vórtice espacio-temporal del copón en el mismísimo centro del extrarradio madrileño. Ya sé, estuvieron aquí hace cinco meses, en ese demencial Festimad del que muchos dijeron que fue lo mejor, pero formaban parte de un pack mal organizado. No era su gira. No eran sus dominios.

Pero vamos por partes. Antes de la psico-tribu caldearon el ambiente una panda de macarras que forman esa apisonadora metálica llamados MASTODON. Lamentablemente, su sonido fue confuso en los primeros temas, saturado por la acústica del recinto (La Cubierta aún no es el escenario adecuado para ellos), cosa que se fue paliando hacia el final de la descarga. Se confirma que la base rítmica dirigida por el bestial bateras Brann Taylor es la fuerza motora de esta banda, tanto que una baqueta salió volando partida en dos en la tremenda cabalgada de “Blood And Thunder”. Aún así, y confensando mi admiración hacia sus discos, ligera decepción e incomprensible ausencia de ese clásico de su primer disco, “March Of The Fire Ants” (45 minutos se os quedan muy cortos, amigos).

Tras los imprescindibles retoques en el escenario (Mastodon tocaron a pelo, tal cual), las luces se apagaron y el público demostró a gritos cual era la razón de su presencia allí. Envueltos en la oscuridad, Tool fueron desplegándose en el escenario y atacaron con su buque insignia, el perfecto “Stinkfist”, tema de apertura del magistral Aenima del 96. La puesta en escena estaba preparada: 4 misteriosas pantallas gigantes aún dormidas, decenas de focos multicolores distribuidos en 3 enormes lámparas-araña, cañones de láser esperando su turno, los currantes del stage ataviados con batas blancas, y ellos, los oficiantes, a kilómetros unos de otros en un ambiente entre aséptico y cósmico… se sentía en la piel… algo iba a pasar…

… y poco a poco fue ocurriendo… las alas de Tool fueron desplegando todo su ENORME poderío audiovisual hasta configurar un espectáculo hipnótico con la mágica capacidad de absorber las neuronas y hacerlas bailar en una centrifugadora emocional que hacía imposible despegar los putos ojos de lo que allí estaba pasando. Maynard Keenan, conductor del ritual, transfigurado en una especie de cyberchamán con cresta mohicana, torso desnudo y vaqueros, con una máscara con el micro acoplado que le permitía total libertad de movimientos, una especie de insecto que se contorsionaba y alzaba los brazos al cielo, danzando entre las mareas de riffs y efectos que la banda iba desarrollando sin tregua… las pantallas iban iluminándose hasta deslumbrar a toda pastilla… imágenes hipnóticas, abstractas, secuencias Fibonacci, ocultismo, numerología, fractales, simbología, alquimia, todo perfectamente coordinado con una música que nos llevaban a lugares desconocidos conformando un todo inseparable y coherente, nada chirriaba, nada estaba fuera de lugar.


El viaje colectivo continúa hasta llegar a lo que, sorprendentemente, fue el cenit de la función, “Wings for Marie” + “10.000 Days”, el tema título de su última obra, una suite de más de 14 minutos de duración que ni en los mejores sueños hubiera pensado que funcionaría tan bien en directo. Un in crescendo perturbador que narra los 10.000 días que la madre de Maynard estuvo postrada en una cama sufriendo una enfermedad degenerativa… hasta llegar a la muerte… intenso, simplemente estremecedor…


Adam Jones, inmóvil a la izquierda, ejecutaba con precisión quirúrgica esos riffs inconfundibles marca de la casa mientras Jutin Chancellor, en el otro extremo del escenario, marcaba y se desmarcaba de la base rítmica, arrodillado a veces, mirando a la cúpula celeste. Y Danny Carey, santo dios… un tipo que es capaz de sacar esos sonidos aporreando unos tambores y unos platillos no debe ser de este planeta.

Por desgracia, los litros de birra ingerida iban a pasar factura. Las notas toolianas excitaron hasta mi vejiga y… hubo que hacer un mutis por el foro estratégico entre tema y tema… lo que utilicé para escrutar el ambiente: el personal estaba absolutamente inmerso en el espectáculo, muchos de pie, pero otros muchos sentados en las gradas, de viaje estelar, algunos con las piernas cruzadas sobre un asiento de granito, inmóviles, mirando fijamente al tendido… no recuerdo otro concierto de rock (duro) en el que me haya encontrado jóvenes budas melenudos en posición del loto, completamente fuera del mundo (o muy dentro de él). Es difícil explicarlo, pero esta gente consigue algo cercano a provocar/visualizar un estado alterado de conciencia (casi) sin drogas. No es casualidad que terminasen la velada con fragmentos de “Third Eye”, o la búsqueda del “último nivel de conocimiento”.


Tool en directo no son ninguna broma. Vale, el solo de batería de Adam Jones fue breve, pero sobraba completamente, y la “sentada” de los cuatro en un escaloncillo del escenario, sólo para ser alabados por el público, está fuera de lugar, pero poco más se les puede reprochar. Muchos les tachan de pretenciosos, pero ser pretencioso es un “quiero y no puedo”, y Tool quieren y, joder, vaya si pueden. Es asombroso como esta gente hace que sus enrevesados temas de 8 y 9 minutos, muy lejos de las estructuras tradicionales del rock, capten tu atención y pasen en un sueño, en una visión. Tool son muy buenos en estudio, pero en directo se desarrollan y exploran todo su potencial.

Tool son grandes, muy grandes. 1ª división del rock de aquí y de ahora.