Nacimiento: Madrid (1948)
Ocupacion: Fumar, mirar, vagar, estar aterrorizado, escribir.
Diagnostico: Esquizofrenia, delirios paranoides.
Hay muchos Leopoldo Maria Panero. Uno que dice “más solo que yo, imposible” y otro que vive constantemente rodeado por gremlins. Uno que se exhibe y uno que se oculta. El que busca ser “una persona normal” y el que afirma con convicción "soy la reencarnación de Baudelaire". El que pide voluntariamente su ingreso en el manicomio y el que clama por salir de el.
Leopoldo tiene un titulo colgado en la pared de su dormitorio que le otorga ser el freak oficial de la literatura española.
FREAK: Monstruo de feria. Transmutado por los hippies durante
los 60 en abanderado de la contracultura, una celebración de la deformidad. A
finales de octubre del 2004 Leopoldo fue invitado de honor en el festival Spanish
Bizarro, que se celebra en Barcelona. Del frenopatico al escenario, sin escalas.
Leopoldo escucha musica todo el dia, alla por donde va. “Me gusta mucho la pachanga, Los Chichos, y tambien Alan Berg y Stockhausen”. Acude a las entrevistas con un walkman y un saquito de tela del que extrae paquetes de tabaco, unas gafas de concha, varias cintas y un puñado de libros. La hora de la comida es un remanso de paz. Es el único momento en el que abandona esa íntima competición que le lleva a fulminar nueve paquetes diarios. Fuma compulsivamente y bebe litros de café y latas de Coca-Cola, que apura con ansiedad, en un solo trago. Su habla también es compulsiva, su vocalización difícil, su discurso en ocasiones inconexo. Sembrado de silencios. Afirma que le gustaría hacer un anuncio de Coca Cola, en el que diría a cámara, engullendo: “Coca-Cola, la bebida que toman los locos”. Dice con sorna que quieren curarle, lo que equivale a matar sus fantasías. También tiene pensado el discurso de agradecimiento cuando le den el Nobel, premio para el que alguna vez ha estado en las quinielas: “Seria en ingles, titulado Against Spain, Contra España. Y me iría a vivir a Paris”. Porque a Leopoldo le gustaría vivir en Paris, en su Paris, pero ahora está internado en un centro de Las Palmas, después de recorrer todos los psiquiátricos del país, en el Hospital Clínico de Madrid y en el Alonso Vega, en Ciempozuelos y en Colmenar. Barcelona, Zaragoza, Reus y Pamplona. Mondragón y Las Palmas. “Llevo cuatro años en este puto infierno. Yo lo que quiero es ir a juicio para cambiar de centro. No quiero estar aquí, he pedido el alta mil veces. Me dan pastillas para dormir. Mis doctores son una pandilla de locos obsesionados con matarme. No he visto a nadie más colgado que el que dirige este cotarro. Que se sepa”. En este momento Leopoldo lo tiene muy claro, aunque su voluntad esta maniatada. “Quiero que me dejen salir de este manicomio del infierno. Confiar en que algun dia, los que controlan estas prisiones no tengan miedo. Que los enfermos puedan abandonar sus asquerosas conchas”, al tiempo que afirma ""Hay mucha gente rara en este sanatorio, esto parece una mezcla entre el Folies Bergère y el infierno de Dante".
Su primera reclusion fue antes de los 21, tras dos intentos de suicidio, sumido en el alcohol y la depresión. Leopoldo es fruto y enemigo de una de esas familias que ahora se denominan "disfuncionales". Hijo de Leopoldo Panero (1909-1962), sobrino de Juan Panero (1908-1937) y hermano de Juan Luis Panero (1942), todos ellos poeta. Leopoldo María Panero nació en Madrid en 1948. Al igual que tantos descendientes de los prohombres del régimen franquista, su padre, pese a haber estado a punto de ser fusilado a comienzos de la guerra por los nacionales como consecuencia de su amistad con destacados poetas comunistas, terminó por alistarse en las tropas de Franco para acabar, ya en los años 50, siendo director del Instituto de Cultura Hispánica. Obviamente, el joven Panero se siente fascinado por la izquierda y se afilia al Partido Comunista. Vive con la pasión que corresponde la aventura de la clandestinidad. Su militancia antifranquista constituirá el primero de sus grandes desastres y le valdrá su primera estancia en prisión.
2 comentarios:
Dijo Edgar Poe en uno de sus cuentos:
(buscaré el título
buscaré el título
buscaré el título
buscaré el título
buscaré el título)
"Todos me han llamado loco, pero no ha sido aclarada la cuestión de si la locura es o no el más alto grado de inteligencia"
"Vosotros taláis los árboles para construir edificios que albergarán a los hombres que se han vuelto locos por no haber podido ver los árboles"
Pásame la antología el día que vayamos al concierto de Tool...
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