domingo, 27 de agosto de 2006

JUKEBOX Vol. 01: Cowboys Mutantes

Una vez más, ya era hora. El ocaso sobre las colinas, exterior atardecer. La música ha llegado a Mondo Zombie con un anuncio de Malboro, sólo que el apuesto jinete de mandíbula cuadrada, amojamado sobre el caballo, apesta. Está muerto y bien muerto, esputando trocitos de pulmón comidos por el cáncer. Zombificado pero sonriente, el cowboy cruza la Laguna Estigia en busca de un pitillo. Al bueno de Caronte le han prohibido fumar en horario laboral, pero nadie dijo nada sobre una buena timba de poker con los recién fenecidos. Están llegando. El vapor que atraviesa este Mississipi negro, chirriando como un demonio, atraca junto al viejo barquero. Los novatos aúllan hacinados en cubierta entre óxido y humo gris. Caronte baraja las cartas y sonríe tras las enormes Ray-Ban que esconden cuatro párpados cosidos. Esos pobres bastardos perderían hasta el alma, si aún la conservaran, pero por algo están aquí, visitantes de Mondo Zombie. ¿Qué opinaría John Ford de esto? ¿Y Dolly Parton? ¿Les parece una “auténtica” escena vaquera? ¿No?

Más menos así suena el último/único disco de JEFF WALKER & DIE FLÜFFERS, sabiamente titulado WELCOME TO CARCASS CUNTRY.

Vale, vale… ¿qué es esto? Juntemos las piezas antes de mirar el puzzle: Jeff Walker, inglés, bajista, guitarrista y cantante, fundador de los míticos grindcore CARCASS, autores de grandes clásicos del metal forense como “Reek of Putrefaction” y de temazos tan melosos y tiernos como “Cadaver Incubator of Endoparasites”. Bien. Mientras Carcass se descomponen (nunca mejor dicho) por las consabidas “diferencias creativas”, el bueno de Walker decide debutar en solitario con esta… cosa. Versiones de grandísimos clasicazos del country y el blues pasados por una turmix rockera ligeramente metalizada, y añadiendo al pastel unos toques grind y una generosa ración de colegas entusiastas con evidente inclinación por el bourbon. Y ninguno yanqui. Por los estudios, en Finlandia, pasan gente de HIM, AMORPHIS, ANATHEMA, ENTOMBED, NAPALM DEATH, PARADISE LOST, el resto de los propios CARCASS y hasta Billy Gould (bajista de FAITH NO MORE). La lista de clásicos es espectacular: Johnny Cash (“The Man Comes Around”, grande), Hank Williams, Bill Anderson, Kris Kristofferson... no respetan ni a Neil Young. Ninguno de estos grandes bisontes del Oeste se salva de la novedosa, enérgica, etílica, vital y sobre todo, divertida visión que esta panda de zombies tienen del Far West y sus historias de perdedores, jugadores, outsiders y solitarios varios. Pero que nadie se equivoque: esto no es una parodia, es auténtico country-rock, grueso como un tablón de roble pero con luminosos remaches a base de acústicas, banjos, violines, acordeones y algún solitario piano. Los cowboys mutantes vocean cogidos de los hombros y patean la tarima con “Mississippi” (Michael Chambosse), echan una lagrimilla con la emocionante “Rocky Mountain High” (John Denver/Mike Taylor), dedicada a su colega Chuck Shuldiner (R.I.P. brother, eras un genio de la guitarra, un compositor único) para terminar la fiesta con el imperecedero “Keep On Rocking On The Free World” de Neil Young, aquí rebautizado, por supuesto, como “Keep On Rotting On The Free World”.

Pero Jeff no está sólo. A su lado, montan la juerga en el saloon los tipos de REBEL MEETS REBEL, con su álbum homónimo, recién parido y ya buscando gresca.





Esta obra, hermana de sangre y sudor de la anterior, se define con pocas palabras: 3/4 partes de PANTERA + DAVID ALLAN COE, o en otras palabras, una fusión nuclear sin fisuras, perfecta, redonda, completa, del country y el metal. De Pantera poco se puede decir: para muchos este será el disco póstumo del genial, innovador y malogrado guitarrista Dimebag Darrell, asesinado sobre el escenario el 8 de diciembre de 2004 (el mismo día en que otro demente tiroteó a John Lennon 24 años antes… cosas de Mondo Zombie…), y, aunque suene a tópico, este maestro de las 6 cuerdas no pudo tener mejor epitafio. Con la ausencia del gorilón vociferante de Phil Anselmo, que años ha se desentendió de Pantera, los tres jinetes texanos contactan con uno de los monstruos vivos de country más clásico, David Allan Coe, le emborrachan en el garito de strip-tease del batería Vinnie Paul (hermano del gran Dimebag, para más señas) y deciden ponerse manos a la obra… Un momento… ¿David Allan Coe?...



Pues sí, el abuelete de 67 años agarra el micro con la convicción de un quinceañero, se desgañita con esa garganta rota, regada con hectolitros de Four Roses, y dirige como un cuatrero a su rebaño de jovencitos metálicos… la experiencia es un grado, amigos, y a este tipo de sobra. Juventud en un correccionario, más de 40 discos editados (el primero: “Penitentiary Blues”, de 1968), entradas y salidas de la cárcel, conciertos-escándalo, descubridor de Warren Haynes para los Allman Brothers, escritor, referente confeso para gente como los Dead Kennedys… mucha tela. La influencia es recíproca. Riffs incendiarios que envuelven historias sureñas de traiciones y grandes melopeas a orillas del Mississippi con un genuino y auténtico espíritu texano. Un disco que rebosa corazón y groove por los cuatro costados, con una base rítmica monolítica que en ningún momento desvirtúa la sensación de estar ante una obra casi casi histórica. Temazos que se suceden uno detrás de otro con algunos apuntes bastante psychobillies, retazos blueseros post-mortem, pianolas de saloon para cabareteras obesas y esas historias… como dice el propio Coe, la perfecta canción Country & Western tiene que mencionar “mama, or trains, or trucks, or prison, or gettin´ drunk”, y para muestra un fragmento de “You Never Even Called…”:
“Well, I was drunk the day my Mom got out of prison, and I went to pick her up in the rain, but befote I could get to the station in my pickup truck, she got runned over by a damned old train…”

JEFF WALKER & DIE FLÜFFERS:

Sep 21 2006 8:00A Sala Heineken Madrid

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