-Una vez aterrizados en Manchester Int, usted debe pedir un taxi para lograr su objetivo tras 9 horas de andar dando tumbos por Europa: quitarse los zapatos. Al abandonar el aeropuerto, no grite al conductor a través del cristal blindado: "¡Maldito inglés borracho, vas por sentido contrario!". No le de más vueltas: ellos son así. Al finalizar el trayecto y acoquinar sus primeras pounds, no basta con despedirse del taxista con un simpático: "Cheers, man", ni con un cordial "Thanks"... Cualquier cosa de rango inferior a un "Thank you very much, sir" será considerada una ofensa y usted será deportado de inmediato.
Ahora sí, por fin en B) Manchester City:
-Pasee al atardecer por Castlefield, disfrutando de sus canales, su quietud, su preciosa luz rojiza, su invitación a la reflexión, sus vestigios industriales, sus extrañas esculturas deformes de hierro forjado y sus parejas fornicando como perros en celo en los bancos públicos.
-Junto a la recogida y manejable cathedral de Manchester, alquile a un pequeño delincuente con un tatuaje en la nuca unos pies hidraúlicos para saltar como el Inspector Gadget entre miles de teenagers haciendo botellón con la espalda apoyada en la puerta de la sacristía.
-En Picadilly Square, coloquese en el centro de la misma plaza y déjese atropellar por las 12 lineas de autobuses y 1 de tranvía que van a confluir concéntricamente a su alrededor. Sólo el tranvía emitirá un imperceptible sonido de claxon justo antes de empotrarle contra la única cabina telefónica en pie en la ciudad.
-Coma brócoli mientras camina por la calle. Los ingleses son así.
-En caso de disfrutar de un tiempo cambiante o variable, utilice como atuendo gorro de lana, jersey de pico, bermudas de flores y chanclas. Sólo así será considerado un verdadero mancuniano y las amables gentes del lugar se arremolinaran justo a usted, le señalaran con el dedo y gritarán: "One of us, one of us..."
-Existe un toque de queda infrasónico para comercios: si usted percibe que TODOS los cierres comienzan a bajar al unísono a su alrededor justo cuando estaba decidiendo comenzar a hacer alguna compra, no hace falta que mire el reloj: son las 6 o´clock. Debe replantearse aparcar por unos días el concepto siesta.
-Si usted posee escroto, NUNCA pida una Guiness with Black Currant en un pub si no quiere que su legendaria heterosexualidad hispánica sea puesta en entredicho. Si eso no le molesta, pasee por el Gay Village, una calle/barrio con un microcanal en el que podrá disfrutar de divertidos tropezones entre zapatos de tacón y chanclas.
-En el Cornerhouse usted podrá babear frente a la mejor librería de cine del mundo, y al lado, en el café Java, usted podrá degustar el capuccino más descomunal de habla inglesa.
-En todos los coches de policía de la ciudad se puede leer el emblema: "Fight the crime, Protecting the people". No hace falta que pregunte: el guionista de Robocop ya no trabaja para el ayuntamiento.
-Pasee distendidamente por Rusholme y regálese una opípara comida en cualquier hindú. Concretamente, en el Lal Qila, debe mirar los iconos que determinan el grado de picante del plato y multiplicarlo x3. Solo así se hará una idea de lo que va a echarse a la boca. Disfrute de los olores, sabores y colores del barrio más multirracial de Manchester.
Paco in Rusholme
-Compre un weekly ticket para trasladarse libremente en los legendarios Magic Bus azules de dos plantas y varios cientos de años. Es como montar en la Centrifugadora del Parque de Atracciones pero sin niños vomitando. Los niños vomitando aparecen a partir de las 8:00 p.m.
-Disfrute de un agradable paseo por West Didsbury: tranquilo barrio residencial de casitas coloniales, trino de pájaros, ardillas como gatos, gatos como perros y perros como rinocerontes. No olvide visitar el enorme Memorial y saludar a la anciana que riega un huerto en la tumba de su esposo.
-Al cruzar cualquier calle del centro, usted deberá desarrollar lo que se ha denominado la mirada del camaleón o el síndrome Fernando Trueba. Da igual las muchas veces que se lo hayan explicado: usted NUNCA sabrá por donde vienen los coches.
-En la Plaza de Santa Ana (tal cual: St. Anna Square) suele haber puestecillos de comidas varias y brocoli. El único que tiene una fila descomunal de gente esperando es el que vende ración de paella por 3 pounds. No lo dude y charle un rato con Moisés y Alfonso, son buena gente. No tiene pérdida, Moisés es el canario, Alfonso el asturiano. Acabará yendo a un chino a comprar 12 pollos.
-Descanse un poco y entre a tomarse una pinta al Big Hands. Parece una caja de zapatos con una floristería adosada, pero es el garito más cool de todo Manchester. Mondo Zombie no lo hizo y no se lo perdona. Y si va en dirección a la preciosa Library, en St. Peter´s Square, no deje de entrar en The Temple. Es una escalera con barrotes en medio de una isleta en medio de una calle bastante ancha. Parece la entrada a unos lavabos públicos. De hecho, eran unos lavabos públicos, pero ahora es el 2º garito más cool de Manchester.
-Si es capaz de encontrarlo, tómese un pincho de tortilla en el Rincón de Rafa. Comida española y ambiente distendido en una especie de antro mal iluminado. Malagueño gansta al frente del cotarro. La más preciosa camarera del local responde al nombre de Vicky.
-Si usted pronuncia el nombre de Richard en cualquiera de los garitos previamente mencionados, es posible que su contertulio se abalance sobre su móvil y comience a besar la pantalla. No le dé más vueltas: es el efecto Richard, y los ingleses son así.
-Y si todo lo anterior no son razones de peso para que usted viaje a Manchester, aquí les dejo las dos últimas y definitivas:
(continuará en el próximo post)
1 comentario:
Yo quiero ir...
Que endivias... y qué ganas de viajar me están entrando... bueno, primero una siesta y que nos cuentes LIVERPOOL!
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